Fueron fortuitos muchos de nuestros encuentros, cada uno de ellos tiene un capítulo en mi particular Archivo de Indias, que ahora es de todos los que tengo cerca. Recuerdo cuando descubrí junto con Miguelín el auténtico gen de Carlicos, o cuando nos cruzábamos tomando café (y zumo) y me contaba como iba a ser su día, siempre se lo habría cambiado por mi traje. Grandes frases para el recuerdo, pero sobre todo grandes historias que atesoraba y compartía con todos nosotros y ahora son nuestras.
Nunca olvidaré ninguna de ellas, ni su sonrisa, siempre presente en él. Eso si que era buen carácter… El concierto de Lapido, dónde a los dos nos “fartaban piezas”, ni mayo de 2002, ni el salvamento de la seño de carlicos, ni ese humor negro diciéndole a un joven director “a mi?, a mi me encantan los castings” o “Me llamo Javier, pero me vas a apuntar como Bali, El Bali”
Cada día me acuerdo de él, cada día y no quiero ni pensar como se tienen que sentir los que lo tenían todos los días a su lado y no existen cajas para embalar tanto recuerdo.
Hoy necesitaba escribirle algo. Llevaba pensando en hacerlo un tiempo, pero ¿que se le escribe a un artista en cuyas manos han caído tantos textos?
Que no es justo Javi, que te imagino hasta la mueca ahora quitándole importancia, como la que hacías después de cada piropo o aplauso. Que echo de menos saberte en cada concierto y teatro, o en cada esquina o calle siempre mítica de Murcia.. Que sabes que te aprecio y te debo una ronda.. seguro que nos cruzamos.
Jaime
No hay comentarios:
Publicar un comentario